Corre corre, que igualmente no vas a llegar a ningún lado.
Primero corre corre todos los días de entre semana y entonces cuando llega el instante de sábado por la tarde o mismo domingo durante el día esto se convierte en un sin sentido y aburrimiento total, al no tener donde correr ni porque correr por nadie y para nadie.
Por lo tanto hay que inventarse algo para estos huecos, horas y turnos en donde bien sea de otra naturaleza diferente pero que sobre todo que no se pierda el ritmo ni tendencia de anteriores días : correr.
¿Pero como es posible que no tenga ninguna razón ni menos una simple pero idiota necesidad de correr aunque sea sin sentido? ¿Como me quito el estrés del interior del cuerpo ahora? ¿Será corriendo más una vez más al aire en una unidad deportiva? ¿Sabrá y tolerará mi cuerpo o mi mente que eso de correr es casi lo mismo que no correr?
A veces, o mejor dicho muchas veces, es un problema el desfase, de descontrol y sobre todo de rutina infalible, que luego también se convierte inviolable e irreprochable que cometen (supongo todos) en sus vidas cíclicamente como crónicamente. Pero uno no puede esperar que lleguen las cosas solas o así por así, se tiene que hacer coincidir, bien a las buenas o a las malas, para poder completar bien la tarea, el deseo o el capricho de alguno de los sujetos.
Y eso no es nada nuevo pues tenemos el eterno ejemplo de como los planetas dan vueltas, incluso casi sin consumir energía alguna, a su respectiva estrella eventual y obviamente a su ritmo. Pero uno piensa en el pinche cometa libre que hace su ruta individual pasando por esos soles, planetas y rutas que no tienen porque coincidir nunca con nada.
¡Pues corre y calla!