Razones

Se anda por la vía desnudos de intenciones, de impulsos pequeño-burgueses, de motivos burlescos. Hay razones. A saber, una abeja, un mareo, un oso. Aún así, no quita el sueño ni despeina a los más distraídos. Regresar del viaje y encontrarse con lo viejo que igual parece sorprender. Milagros y luego silencios de tercera y cuarta y hasta quinta fila en teatro lleno.

Se dice de la magia que no se cuenta el secreto misterio que encierra. Pues hay que desmentir: todos gustan de los alfajores rellenos de buen dulce de leche. Hay otras razones. A saber, multitud de abuelitas con corazón de arroz. Hacerse hermano de la mañana para liberar el mecanismo central de la especulación ilógica. Después vendrá el sosiego de la siesta y su calorcito bajo-frazada.

Hay ese contacto pseudo-furtivo, como dragoncito verde esperanza, fueguitos y dedos perversos entreverados. Hay mejores, más íntimas y sensibles razones. Los entendidos no preguntan.