Tú me ofreciste tu copa
Yo me sentí ofendido
Y con el veneno servido
A cambio besé tu boca
Vil y cruel sentimiento
Que de ti quiso alejarme
Y con el dolor de matarte
Llegó el arrepentimiento
Lloré y supliqué tu perdón
Mirando tus ojos tristes
Sonriendo me respondiste
“Yo no te guardo rencor”
Pude verlo en la agonía
Al volver a mí la calma
Unidas ya nuestras almas
En la muerte, amada mía
Muchas veces me han preguntado cuál es el propósito o meta de la vida. Casi siempre respondo algo diferente, pero lo que más he repetido es que mi último fin no es otro que conocer. Cuando se le pregunta a un sabio, maestro o iluminado normalmente responde con una sarta de incoherencias y sin sentidos. En oriente lo venden como sabiduría. Lee los escritos de un místico, están plagados de contradicciones. Fulcanelli escribió que los Filósofos sólo hablan claramente cuando quieren confundir y alejar a los profanos del sagrado secreto. También está escrito que Jesucristo hablaba a todos en parábolas, excepto a sus discípulos. Tal vez a sus espaldas se reía de ellos, aunque por su personalidad es más probable que esto lo afligiera terriblemente. Unos ríen mientras otros lloran ante la Broma Cósmica, por su parte, escribió Crowley.
Los alquimistas modernos transmutan flores en caricias. Las mismas no son más que alimento para los insectos. Lo mismo vale el sol como Dios, como lámpara, como centro que como acompañante, como falo que fecunda a la fértil madre tierra, como orgullo del gallo o del león. Para los más rígidos nada más que una esfera de plasma, un horno nuclear de inmensa gravedad. Ganas precisión por una parte y la pierdes por otra, pero a todos les gusta vanagloriarse en los triunfos. Y sin embargo nadie ha visto nunca más allá de su nariz.
Cada pequeña partícula contiene la totalidad del Todo. Un electrón puede estar aquí y en cualquier rincón del Universo al mismo tiempo. En el tantrismo tienen un adagio: lo que está aquí está en todas partes y lo que no está aquí en ninguna. Todo rito es vano hasta que uno le da valor. Y toda acción es un rito. El Verbo es Dios.
¿Sigues buscando significado en este rebuscado discurso? No lo hay, sin embargo lo encontrarás. Al igual que todos soy un gran mentiroso.
Sin duda las sincronicidades son cuánticas. Están y no están ahí, y solo son hasta que alguien atento las encuentra.
— Libro del acertijo
La cálida luz matinal se filtraba tímidamente por la ventana, dando vida a un tenue destello en la línea cromada de la cafetera. Una pequeña ave picoteó un par de veces la ventana, entonó su melodía que fue respondida desde algún lejano árbol. Francisco entra apresurado y se sirve una taza, el ave se retira de su temporal lugar de reposo.
En otra parte un hombre lee un artículo sobre la palabra Pidgin. Queda tan fascinado que remite a sus amigos a este a través de un mensaje.
...Que abrase el miedo con tus sueños,
Que sea un guerrero de sangre,
Para que nadie te haga daño...
Se escucha en la radio. Francisco bebe su café mientras se abotona la camisa.
Los suaves labios de una joven despiertan a su pareja. Encantado de volver así a la vida sus lenguas danzan haciéndose una. Él la abraza como si quisiera abarcar toda su existencia eternamente. En la espalda desnuda de ella, cerca del hombro, se ve un pequeño tatuaje de un colibrí.
Francisco bebe el último sorbo de su café y se prepara a salir volando al trabajo. Recibe un mensaje justo al momento de cerrar su puerta con llave, mas no lo revisa, es demasiado tarde. La vida sigue su curso indiferente, tan vacía de sentido como siempre.
Al inicio era la Nada. Y la Nada se contradijo, entonces se hizo la luz.
Sathariel Mercurius, Libro de los Laberintos.